Advertencia
"Tan malo es creer en todo como no creer en nada"...Daffis
Leo Barrueta era un investigador privado, con veinte años en el oficio, desde que trabajó en el Cuerpo de Policías hasta el momento que decidió dedicarse por cuenta propia. Había visto de todo, era difícil que algo o alguien le asustase.
Hasta aquella funesta noche.
Iba conduciendo en su viejo mustang rojo por la carretera que conduce a la Misericordia, largo día. Enredado entre papeles, preguntas se formaba un corolario extenuante que lo hizo irse hasta entrada en la madrugada.
De pronto a orilla de la vía logró divisar un hombre parado, con un atuendo peculiar. Ni siquiera se inmutó en pedirle la cola. No había recorrido un kilómetro cuando volvió a toparse con el mismo hombre.
¿Cómo pudo llegar tan pronto? Preguntó.
Imposible que eso sucediese.
El cielo se encapotó y no tardó en llover a cantaros. Aun así, encendió su cigarrillo Marlboro y siguió conduciendo.
Tres kilómetros después se volvió a topar con aquel extraño hombre.
Estoy alucinando - dijo.
Cuando decidió mirar por su espejo retrovisor. El hombre le hacía un ademán de saludo.
Aceleró un poco más, las luces de su carro alumbró el aviso verde con letras blancas que decía La Misericordia 8 kilómetros.
Falta poco.
Nuevamente apareció el hombre apostado a orillas de la carretera, cansado de dicha situación optó por pisar los frenos. Decidido, buscó en la guantera su revolver calibre 38, era hora de encararlo, cuando ya se acercaba aquella figura ectoplasmatica se desvaneció, no sin antes extender su brazo y señalando a la distancia.
Leo se montó en su carro y no pudo encenderlo, tuvo que iniciar su camino a casa, a casi doscientos metros tenía que encontrarse con el puente que limita con la Misericordia.
Había desaparecido producto de la fuerte crecida del río.
Fue un aviso de ultratumba.

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