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Justicia del más allá Los ladrones habían ingresado sigilosamente a uno de los mausoleos más antiguos del pueblo La Misericordia. Pertenecía a una de las familias más prominentes de la comarca. Los delincuentes fueron moviendo cada lápida y al abrir los féretros hallaban un festín de alhajas, prendas de oro y piedras preciosas. Mientras transcurrian las horas, extasiados por el botín sustraído sus carcajadas eran de un ruido altisonante que despertaron al guachiman. Apúrate , Apúrate - dijo uno de los pillos. El ladrón para no perder tiempo, comenzó a cortar las manos llenas de anillos de los difuntos y las colocó en los sacos Al llegar a la guarida, comenzaron con el trabajo de retirar las prendas y hacer el inventario de los que ellos denominaron "el crimen perfecto". De pronto, el aire comenzó a enrarecer y un olor a azufre impregnó el lugar. Los ladrones sorprendidos ante aquel extraño ambiente, hicieron caso omiso a dicho olor nauseabundo. ¡Abre la ve
Doppelganger José Pelayo era un hombre bohemio, gustaba del buen vino, las mujeres y las apuestas, todo un bon vivant. Un día conoció a Camila, una mujer de singular belleza, algo tímida e introvertida. Al conocerle se dio a la tarea por conquistarla. Un poema, flores, dulces siempre estaba en la entrada de la casa de la joven Camila. ¡Qué difícil y enigmática mujer! - decía mientras se miraba en el espejo cual Narciso. ¡Nadie escapa de José Pelayo! ¡No señor! - señalaba mientras se acomodaba el cuello de su camisa. Fue incesante su plan de conquista que vio sus resultados. Había enamorado a Camila pero el también había caído en el embrujo de su enigmática belleza. Tanto que contrajeron nupcias. Al llegar la noche de consumar su amor, un haz de rayo de luz de luna pasaba tímidamente hasta incidir con el espejo. José estaba ansioso hasta que apareció Camila, toda bella en una bata de seda. Todo inició con tierno ósculo en los labios. ¡Camila te amo! - le dijo el enamo
Y2K Era 31 de diciembre de 1999, todo el mundo correteaba de un lugar a otro. La gente andaba desesperada con eso del fin del milenio y lo del Y2K. Muchas especulaciones se habían suscitado. La imaginación pasó a terreno inimaginable. Los relojes de todo el mundo se iban a detener, el mundo que conocemos iba a llegar a su final, colapso de la economía mundial, las computadoras sufrirían un fallo informático. Incluso, muchos se dirigieron a las iglesias, sinagogas y mezquitas en búsqueda de la redención. En ese día, las ventas de las Centurias de Nostradamus se incrementaron. Los agoreros esperaban la llegada de un meteorito o la inminente colisión de dos mundos. En fin, nadie escapó de aquellas aseveraciones. Muchos vendieron en remates sus ordenadores y teléfonos móviles porque pensaban que al llegar la medianoche, la fecha de dichos equipos no iba ser primero de enero de dos mil sino primero de abril de 1980. El reloj del Times Square comenzó su cuenta regresi
Con la Cruz Ajena Román se encontraba en el pequeño café cerca del Parque Avignon, esperando a su novia. Mientras aguardaba había solicitado una taza de café con un plato de bizcochos. Día normal. Solo que a las cuatro de la tarde toda su vida iba cambiar radicalmente. Una mujer se paró frente a él dando una serie de improperios e insultos hacía el pobre Román, no entendía nada. El le explicaba que se había equivocado de persona, nunca le había visto ni mucho menos cruzado palabras. Ella insistía con sus gritos llamándole Ramón. El se levantó apenado con la gente que al igual estaba degustando un postre. En ese preciso instante, dos hombres se abalanzaron con un bate de béisbol, propinandole una golpiza ¡Te lo mereces Ramón! - le gritaba uno de ellos, escupiéndole al rostro. Aquel hombre exánime, casi sin fuerzas fue auxiliado y llevado al hospital en ambulancia, uno de los paramédicos le miraba con enojo. ¡No merece vivir ! - dijo. Pero hice un juramento. Román seg
El naufragio En el año del Señor, la tripulación había llegado a las costas de una isla desconocida, resultado del fuerte oleaje y trombas marinas, el barco " Nuestra Señora de las Mercedes" había encallado en ese extraño y quizás inhóspito lugar. Decididos a recorrerlo, buscar provisiones, agua potable y reparar la nave, no vacilaron ni un instante en organizarse en cuadrillas y adentrarse e n aquel frondoso bosque exótico. Infructuosa fue la travesía, solo hallaron algunos cocos y madera para la reparación de su embarcación. Al llegar la noche se dispusieron hacer una inmensa fogata y beber algo de vino. Embriagados por el vapor del alcohol cayeron rendidos en un profundo sueño. ¡Mañana será un nuevo día! De repente entre los matorrales, surgieron una especie de seres muy pequeños, los marineros, borrachos le confundieron con "niños". Menuda sorpresa. Aquellos supuestos niños, era una tribu de aborígenes antropófagos, pigmeos quienes se
Advertencia "Tan malo es creer en todo como no creer en nada"...Daffis Leo Barrueta era un investigador privado, con veinte años en el oficio, desde que trabajó en el Cuerpo de Policías hasta el momento que decidió dedicarse por cuenta propia. Había visto de todo, era difícil que algo o alguien le asustase. Hasta aquella funesta noche. Iba conduciendo en su viejo mustang rojo por la carretera que conduce a la Misericordia, largo día. Enredado entre papeles, preguntas se formaba un corolario extenuante que lo hizo irse hasta entrada en la madrugada. De pronto a orilla de la vía logró divisar un hombre parado, con un atuendo peculiar. Ni siquiera se inmutó en pedirle la cola. No había recorrido un kilómetro cuando volvió a toparse con el mismo hombre. ¿Cómo pudo llegar tan pronto? Preguntó. Imposible que eso sucediese. El cielo se encapotó y no tardó en llover a cantaros. Aun así, encendió su cigarrillo Marlboro y siguió conduciendo. Tres kilómetros
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Delirio Ella llegó deprisa al aeropuerto, quería despedirse de su amado, quien tomaba un vuelo con destino a Santiago. Lamentablemente el Boeing 747 Latam había despegado, con sollozos se sentó en una banca, no pudo decirle que estaba embarazada con dos meses de gestación. Tomó un taxi, lloraba todo un río trayecto a su hogar. Su orgullo le había dominado, "El orgullo es la terquedad del ser humano" recordó haber leído en un libro de reflexiones. Al abrir el viejo pórtico, su perro labrador le movía la cola sin cesar en señal de afecto. Se dispuso a recostarse y decidió encender la televisión. El noticiero anunciaba que el vuelo a Santiago presentó una avería, estrellándose en el mar. No hubo supervivientes. Su voz se apagó, quería gritar era inútil. Los familiares se agolparon en el aeropuerto para saber noticias. Ella sentía que sus piernas desmayaba, mientras salía de la casa para dirigirse nuevamente al aeropuerto a tener noticias. No podí