Doppelganger
José Pelayo era un hombre bohemio, gustaba del buen vino, las mujeres y las apuestas, todo un bon vivant.
Un día conoció a Camila, una mujer de singular belleza, algo tímida e introvertida. Al conocerle se dio a la tarea por conquistarla.
Un poema, flores, dulces siempre estaba en la entrada de la casa de la joven Camila.
¡Qué difícil y enigmática mujer! - decía mientras se miraba en el espejo cual Narciso.
¡Nadie escapa de José Pelayo! ¡No señor! - señalaba mientras se acomodaba el cuello de su camisa.
Fue incesante su plan de conquista que vio sus resultados.
Había enamorado a Camila pero el también había caído en el embrujo de su enigmática belleza. Tanto que contrajeron nupcias.
Al llegar la noche de consumar su amor, un haz de rayo de luz de luna pasaba tímidamente hasta incidir con el espejo.
José estaba ansioso hasta que apareció Camila, toda bella en una bata de seda.
Todo inició con tierno ósculo en los labios.
¡Camila te amo! - le dijo el enamorado.
Ella mirándole le dijo -¿Quien es Camila ?
El pensaba que era una pequeña broma.
Sus ojos café tornaron de color, uno de color azul y otro de jade.
Aquella heterocromía era insignificante ante el cambio de postura, garbo y timbre de voz de su mujer.
Tomando un cigarrillo de la gaveta, ella se le presentó
Soy Viviana - dándole una bocanada a su cigarrillo.
José no comprendía nada. La mujer colocó su cigarrillo en el cenicero y se le entregó de forma salvaje.
La inocente, tímida y virginal Camila se había transformado en una total desconocida.
Al llegar la mañana y darle un beso a su mujer le susurró - Cuando vuelva la noche me gustaría que regresase Viviana.

Alexander Miguel Perdomo Garcia

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